¿Entrenas mucho y no mejoras? ¿Los días de recuperación son un mito para ti?
Hoy queremos compartir de manera sencilla uno de los conceptos más importantes del entrenamiento: La supercompensación.
Empecemos por la base, ¿Qué buscamos con el entrenamiento?
Estresar al cuerpo mediante la proposición de estímulos (Cargas) para que, tras la correcta recuperación de ese estímulo, el cuerpo produzca adaptaciones y mejore.
Este principio se basa en la Ley de SGA (Síndrome General de Adaptación, Selye) o teoría del Estrés que demuestra la capacidad que tiene nuestro organismo para adaptarse a las dificultades y mejorar esa capacidad inicial si dejamos tiempo suficiente de recuperación.
Entonces, la recuperación forma una pieza clave del rendimiento, ¿No crees?
¿Y qué pasa si el cuerpo no logra terminar de eliminar esa fatiga porque el siguiente estímulo propuesto es excesivo?
Cuando los esfuerzos máximos se llevan a cabo con excesiva frecuencia, se provoca una reducción significativa de la capacidad del atleta para adaptarse al entrenamiento. Y es que las altas intensidades y excesiva frecuencia no maximizan el rendimiento. Es común el lema “no pain no gain” e ir a tope en cada sesión. Sin embargo, esto sólo lleva a no compensar los niveles de fatiga generados y no poder mejorar los niveles iniciales, ya que cuanto más se aumente esta fatiga, más tiempo necesitará el atleta para recuperar.
Por eso, es clave intercalar sesiones de baja intensidad con alta intensidad mejorando así la compensación y supercompensación final del atleta.
¡Pero ojo! Como siempre, existen las dos caras de la moneda, si el estímulo aplicado no es suficiente, ¡Tampoco se producirá esa mejora!
Para esto es clave entender los sistemas energéticos, qué combustible usamos, cuánto tiempo necesitamos para recuperar la energía entre ellos… Y muchas cosas más, pero eso…
¡Eso lo dejamos para un siguiente artículo!
De momento recuerda:
Recuerda: Más no es mejor, sólo mejor es Mejor.